jueves, 31 de julio de 2008

Canto de esperanza de los comuneros

Para todos los que creemos en los derechos y libertades del pueblo castellano, detrás nuestro llevamos más de 1.200 años de historia.

Mil quinientos veintiuno,
y en Abril para más señas,
en Villalar ajustician
a quienes justicia pidieran,
en Villalar ajustician
a quienes justicia pidieran.

Malditos todos aquellos
que firmaron la sentencia,
malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra.

Desde entonces ya Castilla
no se ha vuelto a levantar,
en manos de rey bastardo
o de regente falaz,
siempre añorando una Junta
o esperando un capitán. (2)

Quién sabe si las cigüeñas
han de volver por San Blas,
si las heladas de Marzo
los brotes se han de llevar,
si las llamas comuneras
otra vez crepitarán.

Cuanto más vieja la yesca
más fácil se prenderá,
cuanto más vieja la yesca
y más duro el pedernal,
si los pinares ardieron
aún nos queda el encinar



Si te ha interesado, no lo dudes más,
www.tierracomunera.org

El secreto del pirata

Pasan las luces de neón a través de mis ojos y no consigo ver nada, no puedo adivinar hacia dónde va la noche, ni yo ni nadie, nadie lo sabe.
Sólo te busco, te busco en todas las mujeres que la atraviesan, te veo en cada espalda, detrás de todos lo cabellos negros, escucho, desde el coche, tu inabarcable sonrisa, pero ya no estás. Tiene razón Batista, debo volver al trabajo, tengo que olvidarte, pero no puedo, es imposible.
Hace ya dos años y todo permanece en mi mente igual, sigo empelotado en tus besos salvajes, confundido eternamente, con el estómago inquieto, basqueando por todos los rincones de mi vida. Y es que lo peor de la infelicidad es haber sido feliz...
La noche ya sólo es locura y yo me sigo sintiendo un advenedizo del corazón, un desterrado de la magia, el más fracasado de los hombres. Y continuo soportando, como siempre desde que me dejaste, aguijonazos del corazón, latigazos en los recuerdos. Sigo sintiendo cómo tus afiladas uñas se clavan en mi espalda, sigo viendo las veinticuatro horas del día tu culo increíble, inexplicable, octava maravilla. En realidad, creo que ya he muerto porque sin ti nada tiene sentido.
Es como la historia de los dos siameses. Dos hermanos mellizos unidos por el tronco que, durante años, fueron la atracción de un gran circo.
Pasó el tiempo y cierto día, al despertarse, uno de ellos comprobó, aterrorizado, que su hermano había dejado de respirar. Se dio cuenta, en ese mismo instante, que parte de su cuerpo había muerto y comprendió que, en unas horas, se iría por completo. Durante unos minutos, un pánico atroz le invadió. Sabía que no podría vivir sin la otra parte de su yo.
Horas después un empleado del circo encontró a los hermanos siameses muertos. Días mas tarde supieron que uno había muerto a causa de un derrame cerebral mientras que el otro había muerto, antes de que se precipitaran los acontecimientos, por simple pánico.
Y así me siento desde que te fuiste, como el siamés que sabe que va a morir, que su vida no tiene ningún valor sin su otra mitad.
¿Y qué hago yo aquí? ¿Porqué miro la tarjeta que me ha dado Batista? Zoé Latorre... ¿Qué mierda me importa lo que ocurra en su casa? Lo único que tengo claro es que no te tengo, que nunca te tuve. sin embargo, siempre pienso lo mismo... ¿Qué lamentare de viejo? Te lamentaré a ti.
El secreto del pirata
Vicente Álvarez