jueves, 31 de julio de 2008

El secreto del pirata

Pasan las luces de neón a través de mis ojos y no consigo ver nada, no puedo adivinar hacia dónde va la noche, ni yo ni nadie, nadie lo sabe.
Sólo te busco, te busco en todas las mujeres que la atraviesan, te veo en cada espalda, detrás de todos lo cabellos negros, escucho, desde el coche, tu inabarcable sonrisa, pero ya no estás. Tiene razón Batista, debo volver al trabajo, tengo que olvidarte, pero no puedo, es imposible.
Hace ya dos años y todo permanece en mi mente igual, sigo empelotado en tus besos salvajes, confundido eternamente, con el estómago inquieto, basqueando por todos los rincones de mi vida. Y es que lo peor de la infelicidad es haber sido feliz...
La noche ya sólo es locura y yo me sigo sintiendo un advenedizo del corazón, un desterrado de la magia, el más fracasado de los hombres. Y continuo soportando, como siempre desde que me dejaste, aguijonazos del corazón, latigazos en los recuerdos. Sigo sintiendo cómo tus afiladas uñas se clavan en mi espalda, sigo viendo las veinticuatro horas del día tu culo increíble, inexplicable, octava maravilla. En realidad, creo que ya he muerto porque sin ti nada tiene sentido.
Es como la historia de los dos siameses. Dos hermanos mellizos unidos por el tronco que, durante años, fueron la atracción de un gran circo.
Pasó el tiempo y cierto día, al despertarse, uno de ellos comprobó, aterrorizado, que su hermano había dejado de respirar. Se dio cuenta, en ese mismo instante, que parte de su cuerpo había muerto y comprendió que, en unas horas, se iría por completo. Durante unos minutos, un pánico atroz le invadió. Sabía que no podría vivir sin la otra parte de su yo.
Horas después un empleado del circo encontró a los hermanos siameses muertos. Días mas tarde supieron que uno había muerto a causa de un derrame cerebral mientras que el otro había muerto, antes de que se precipitaran los acontecimientos, por simple pánico.
Y así me siento desde que te fuiste, como el siamés que sabe que va a morir, que su vida no tiene ningún valor sin su otra mitad.
¿Y qué hago yo aquí? ¿Porqué miro la tarjeta que me ha dado Batista? Zoé Latorre... ¿Qué mierda me importa lo que ocurra en su casa? Lo único que tengo claro es que no te tengo, que nunca te tuve. sin embargo, siempre pienso lo mismo... ¿Qué lamentare de viejo? Te lamentaré a ti.
El secreto del pirata
Vicente Álvarez

1 comentario:

Elektrona dijo...

Asi me gusta, empezando un blog kon fuerza

Besitos! ;)